FIBRAS, HILOS Y DESTREZA.

Paulina León
3 min readAug 10, 2021

Cruzando ríos y andando las selvas del oeste de Panamá, veintiún mujeres Ngäbe se reúnen en grupo adentrándose a la naturaleza dando inicio al proceso del arte Ngäbe de la chácara. Tras 5 horas de transcurso llegan finalmente a cosechar las hojas de la planta pita. Caminan y recorren los terrenos por horas, recolectando y sosteniendo en sus manos la herencia cultural de su comunidad.

De regreso, luego de otras 5 horas más de viaje, regresan a casa, donde montan un taller en el que juntas crean un espacio compartido para trabajar. En lo que sacan las espinas de cada orilla de hoja y la friccionan para separar la fibra de la carne de la hoja entran en sincronización con los ciclos del sol y la luna.

Tienden las fibras al aire libre para ser blanqueadas con el calor del sol y la luz de la luna menguante preparándose para su teñido. El ciclo de la luna maneja el calendario agrícola de la cosecha y la preparación de la fibra para teñir, lo cual influye sobre el tiempo de confección de las chácaras.

Como tradición ancestral, las chácaras se han ido desarrollando a través de siglos de observación, experimentación y práctica, que hoy en día, provee un modo de ingreso.

En este grupo hay mujeres Ngäbe de diversas edades, alcanzando hasta los cincuenta y nueve años. Las mayores realizan traspaso generacional a las más pequeñas a partir de los 7 años empapandose de conocimiento.

Artesanal

La presidenta artesana del grupo, Tilda, nos confiesa que el proceso de teñido requiere de mucha sabiduría e intuición. Con solo una mirada, un toque o un olfateo saben que hoja, raíz, y madera entre otros, pueden extraer color.

A través de la sabiduría ancestral son conscientes de la habilidad de las plantas, aunque muchas veces no conocen sus nombres. Por ejemplo, el color verde y azul lo sacan de lo que ellas llaman ‘hoja de monte’.

Antes de ser teñidas naturalmente, es necesario abrir los poros de la fibra hirviendolas en infusiones ácidas de plantas, flores y frutas. Pero hay artesanas que prefieren teñir con tintes artificiales aunque cueste dinero ya que el proceso de preparación es más fácil.

Después de teñir la fibra, empiezan a hilar. La técnica de formar hilos de la fibra es simple pero toma mucho tiempo. Pueden pasar meses en los que una artesana tuerce la cantidad de fibra necesaria entre sus piernas y manos para tejer una chácara.

Kra

‘Kra’ en idioma Ngäbe es lo que conocemos como ‘chácara’ y representan uno de los componentes más importantes de la cultura artesanal panameña.Su tamaño, diseño y forma varía entre la técnica de cada maestra artesana. Como por ejemplo, cómo o cuándo aprendieron a confeccionar chácaras.

Ciudad

Normalmente, estas mujeres se embarcan en aventuras citadinas para vender sus chácaras. Eran caminos largos, a pie y sin dinero. Pasaban las noches en las bancas de los parques con su mercancía escondida en una bolsa para al día siguiente intentar venderlas.

Hace muchos años, este grupo empezó a trabajar con Karavan. Ahora, en tiempos de pandemia, les tocó mandar su mercancía sin acompañante. A pesar de tener una relación de confianza y respeto, hacer este primer envió sin ellas presentes provocó nervios.

Hemos encontrado una manera de superar obstáculos. Juntos hemos creado un lazo que nos demuestra que una relación basada en el respeto por el producto da frutos a pesar de la adversidad. Lo cual le da un cierre de oro a este ciclo tan especial. El cual vuelve a comenzar, siguiendo la luz de la luna, el poder del sol, y la magia ancestral de la cultura Ngäbe.

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